Siempre tengo la sensación de que mis parejas se muestran distantes, no se acercan tanto como a mí me gustaría, y eso la verdad me lleva a angustiarme.
Siento que no tiene tantas ganas de pasar tiempo conmigo, la cantidad de tiempo que yo sí pasaría o que yo necesito.
Las ganas que tengo de crear vínculos íntimos y cercanos suele alejar a mis parejas.
“Así es como se ve el apego ansioso/ambivalente. ¿Te suena?”.
La dramatización y la pregunta las hace la psicóloga argentina Marina Mammoliti. Con Psicología al desnudo, llegó al puesto 7 de los 10 podcast más escuchados del país, y alcanzó las 50 millones de streams (reproducciones) en Spotify.
Está describiendo uno de los tipos de apego, una vieja teoría psicológica aplicada a las parejas que también es tendencia en Instagram y en TikTok.
«Tengo ese tipo de apego, lo vi en un reel». ¿Por qué le ponemos escucha y scrolleamos en este tema? ¿Estamos frente al fin de la terapia y al comienzo de los diagnósticos de redes? ¿Qué apego es el tuyo?
“Este interés es una cuestión generacional», responde a Clarín la experta detrás de este furor en los oídos de los argentinos. Con la misma voz calma pero firme que la llevó a grabar más de 200 episodios y estar por estrenar una cuarta temporada, va más profundo.
«Antes teníamos lo del amor ‘para toda la vida’, como a costa de aguantar. Hoy ya no. Las nuevas generaciones están mucho más pendientes de entender por qué repiten patrones de relaciones. Los vínculos son dinámicos, los tenemos que construir, hay que poner reglas. Entendemos que con el amor solo no alcanza, y eso hace que nos preguntemos qué necesito, qué quiero, cómo hago que la relación sea un refugio seguro«.
En esa búsqueda de «por qué elegimos a quienes elegimos», dice Mammoliti, aparece la teoría del apego.
«Nos da una clave importante para entender por qué nos vinculamos de tal manera y no de otra, y qué podemos hacer para cambiar eso que no nos gusta».
El apego explica que la seguridad emocional, la ansiedad y los temores de un bebé están íntimamente ligados a la respuesta que recibe de las personas con las cuales establece su primer vínculo. Sus cuidadores.
El concepto fue desarrollado por el psicólogo británico John Bowlby en 1969, y ampliado por la estadounidense Mary Ainsworth, quien identificó diferentes estilos de apego.
La premisa psicológica de esta teoría es que el apego primario influye en la manera en que las personas establecerán relaciones relaciones amorosas y amistades el resto de sus vidas.
¿Cuáles son los distintos tipos de apego?
- Apego seguro: La persona adulta confía en los demás, se siente cómoda con la intimidad y la autonomía. Este tipo de apego es producto de que sus cuidadores hicieron caso a sus demandas y entendieron sus necesidades cuando era bebé.
- Apego ansioso-ambivalente: hay una necesidad excesiva de aprobación y reina el miedo al abandono. Este estilo de apego es efecto de que a veces atendieron de manera amorosa los pedidos del bebé y otras veces se mostraron indiferentes.
- Apego evitativo: se evita la cercanía emocional en la pareja, por miedo a la dependencia. En las relaciones amorosas se marca constantemente un límite. Es una especie de barrera contra «engancharse». Los cuidadores mostraron distancia y hasta enojo al atender las demandas del bebé.
- Apego desorganizado: combina características de apego ansioso y evitativo, con comportamientos contradictorios. «Es el tipo de apego más complejo. Se da en quienes estuvieron en hogares donde hubo abusos y otras situaciones de violencia», marca Mammoliti.
—¿Quienes tienen apego ansioso se sienten atraídos por quienes tienen apego evitativo?
–Esto es súper común. Las personas con apego ansioso se sienten muy seducidas por personas con apego evitativo, y al revés. No es casualidad, no es porque sí. Se retroalimentan, se encuentran y quedan como en una danza, lo dicen muchos autores, o en un baile bastante poco sano y muy destructivo.
—¿Por qué está tan bueno eligir mal?
–Responde a dinámicas psicológicas súper profundas. Quien tiene apego ansioso va a buscar todo el tiempo la conexión con el otro, que el otro me valide, que me diga que me ama, que me necesita, que está bien conmigo, porque va a buscar esa seguridad que no hay adentro, en el otro. Del otro lado, la persona con apego evitativo va a tender a poner distancia, Si el vínculo se vuelve muy demandante: «No, no, no, yo no quiero». Y se aleja.
La creadora de Psicología al Desnudo marca que, además, cada uno va a ir reforzando la creencia del otro sobre sí, sobre las relaciones.
El «evitativo» va confirmar esta idea de que las relaciones «demandan un montón», y el «ansioso» va confirmar que «nunca los otros dan suficiente» y que todos los caminos llevan al abandono.
—¿Alguien con apego ansioso puede tener una relación sana con alguien con apego evitativo? ¿Pueden armar ese refugio seguro?
–Definitivamente, es un sí. No es que la respuesta definitiva sea separarse. Las dos personas van a tener que, en primer lugar, conocer su estilo de apego, sí o sí, y, necesariamente, tener el deseo y el saber de cómo trabajarlo. Si las dos personas están dispuestas a hacer este trabajo emocional, sí se puede construir una relación más segura.
—¿Cuándo es el fin del amor?
–Cuando no hay voluntad de cambio, entonces ahí, en ese caso, sí, quizás lo más saludable es separarse y buscar vínculos que no estén todo el tiempo tocando la heridita de apego.
Hacia el apego seguro
Para Mammoliti, la terapia psicológica es el mejor acompañamiento en el manejo del tipo de apego (incluso la considera fundamental en el caso de quienes tienen apego desorganizado), parados en el estilo vincular que fuere, hay un camino hacia el apego seguro.
«Cuando estamos en una relación con alguien con apego seguro, todo es más fácil. Eso neutraliza mucho las conductas de protesta de quien tiene un estilo de apego inseguro. Porque de la mano de alguien con apego seguro, tendemos a imitar ese apego. Pero si hay dos personas con apego inseguro, hay que entender que el apego no es estático, se puede ir modificando», señala.
¿Un primer paso hacia el apego seguro? Hay muchas estrategias que corresponden a cada estilo de apego inseguro. Y no todas empiezan desde el mismo casillero emocional. Si bien el apego se forma en los primeros tres años de vida, aclara la psicóloga, nuestras experiencias adultas moldean lo vincular.
En ese recorrido hacia el apego seguro, una persona con apego ansioso, por ejemplo, puede dejar de utilizar la estrategia de protesta para relacionarse.
«Dejar de hacer silencios prolongados, de hacerse el que ‘no me importa’, o dejar la estrategia de reproche, y empezar a aprender a comunicar las necesidades de manera directa. En vez de aplicar la ley de hielo, lo de ‘No te hablo porque no me respondiste un WhatsApp rápido’, puedo decir: ‘La verdad que siento inseguridad cuando no sé de vos por mucho tiempo'».
Una persona con apego evitativo, por otro lado, puede trabajar en identificar el momento en el que se está alejando.
«Cuando con la otra persona se empiezan a acercar, en general las personas con apego evitativo empiezan a encontrarles defectos, a buscar excusas para marcar distancia. A decirles: ‘Yo no me comprometo’. Una estrategia sería preguntarse ¿realmente me molesta eso del otro? O si, en realidad, sólo estoy buscando una salida para no comprometerme emocionalmente. Por miedo».
AS