El Día Mundial del Vitiligo se conmemora cada 25 de junio y especialistas de todo el mundo vuelven a poner el foco en esta enfermedad autoinmune que afecta la pigmentación de la piel. Aunque no implica un riesgo físico directo ni es transmisible, el vitiligo puede tener consecuencias emocionales y sociales significativas.
A nivel mundial, se estima que afecta entre el 0,5 % y el 2 % de la población, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. (NIH). En Argentina no hay estadísticas públicas por provincia y tampoco existen registros específicos en Córdoba, aunque estudios realizados en hospitales universitarios de Buenos Aires reportan una prevalencia local del 0,43 %.
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Más del 50 % de los casos se presentan antes de los 20 años, y cerca del 80 % antes de los 30. La enfermedad puede estar asociada a otras condiciones autoinmunes como hipotiroidismo, diabetes tipo 1 o alopecia areata, por lo que se recomienda un seguimiento clínico integral.
El estigma y las consecuencias emocionales
Aunque no es una patología grave desde el punto de vista físico, muchas personas con vitiligo experimentan ansiedad, baja autoestima o aislamiento debido al impacto estético de la enfermedad. El dermatólogo Sergio Vañó Galván, del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, sostuvo que “el componente psicológico es una parte fundamental del tratamiento” y remarcó la importancia de campañas de concientización para reducir el estigma.
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Organizaciones internacionales y locales insisten en derribar mitos frecuentes, como la idea de que es contagioso o el falso vínculo con la falta de higiene. En algunos contextos, la discriminación persiste, especialmente en niños y adolescentes.
Opciones de tratamiento y situación en Córdoba
El tratamiento depende del tipo de vitiligo y su extensión. Las opciones más utilizadas incluyen cremas con corticoides o inmunomoduladores, fototerapia con luz UVB de banda estrecha, y en algunos casos procedimientos quirúrgicos o despigmentación total.
En Córdoba no hay campañas específicas sobre esta enfermedad, aunque los hospitales públicos ofrecen atención dermatológica y tratamientos disponibles en el sistema de salud. También se han desarrollado jornadas académicas y de sensibilización en años anteriores, aunque sin continuidad focalizada en esta patología.