La costumbre consiste en encender velas en ventanas, puertas o altares familiares. A nivel histórico, durante épocas sin luz eléctrica, las velas marcaban el trayecto de los peregrinos.
Este viernes 1, por la noche, Corrientes volverá a iluminarse con miles de velas. Como cada 2 de mayo, familias enteras participarán de las luminarias, una tradición que se repite año tras año en la víspera de la Fiesta de la Cruz de los Milagros.
De acuerdo con un texto de Gonzalo “Pocho” Roch, la devoción a la Cruz de los Milagros nació en 1588, en el momento mismo de la fundación de Corrientes. Inicialmente, coincidía con el aniversario de la ciudad, pero después fue movida para el 3 de mayo.
Cada familia le da su propio sentido. Algunos prenden siete velas por las siete puntas del escudo provincial, otros tres por la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) o la fundación de la ciudad. También hay quienes encienden una vela por cada ser querido. Más allá de las variantes, el espíritu es el mismo: recordar, agradecer y pedir.
La Iglesia invita a vivir esta tradición en un clima de recogimiento y oración. Pero también es, para muchos, una oportunidad de encuentro, memoria y pertenencia. En cada llama, late una historia compartida.