Pejerreyes casi playeros en Magdalena

En la búsqueda de lugares cercanos a Capital Federal nos contactamos con Javier Pity Sancho, un referente de Magdalena y gran conocedor de la zona, debido a su vasta experiencia como bombero del partido y personal destacado en grandes eventos y donaciones a nivel local. Fue él quien nos comentó que el pique en esa zona se venía dando sobre la franja costera, a no más de 1.500 m de la orilla. Como resultado se obtienen pejerreyes que van desde los 30 cm, con algunas sorpresas de hasta 45 cm. Ejemplares que en ocasiones y con viento sudeste pasan el kilo de peso. Y allí fuimos seis inolvidables horas con un resultado excelente.

A primera hora del día

En compañía de Alberto Frontoni y de nuestro amigo Hugo Di Marco, otro guía de zonas aledañas y gran pescador de lisas, partimos desde el muelle de Atalaya, lugar donde se concentran los pescadores a la vera del arroyo local, y donde las lanchas se aprestan para salir de embarcado hacia el Río de la Plata con la finalidad de realizar la pesca de estación que convoca a los aficionados en esta época: la de los flecha de plata.

El día se presentaba con vientos del sudoeste de no más de 10 km/h, lo que nos dejaría navegar plácidamente hasta las 13, momento en el cual –según el Servicio Meteorológico Nacional–cambiaría de dirección y se incrementaría, dato no menor a tener en cuenta cada vez que nos embarcamos en el río más ancho del mundo.

Arribados al lugar y, con la embarcación detenida, armamos líneas de tres boyas medianas, de formato chupete y ping pong de 40 mm, ya que nos encontrábamos con un espejo planchado que permitía verlas navegar. Anzuelos: número 1/0 encarnados con mojarras vivas y filet del mismo pejerrey. Con respecto al resto del equipo, reeles del tamaño 2.500 a 3.000 cargados con multifilamento de 0,15 hasta 0,17 mm aptos para 20 lb (1 lb = 0,453 kg) y cañas telescópicas que iban desde los 4,20 hasta los 4,50 m de largo, debido a que la distancia de las líneas tiene que ser superior a los 3 m para que les permita navegar bien sin que se enreden si tenemos dobletes de piques, muy frecuente en el río.

Con la embarcación de más de 7 m de eslora sujeta mediante dos anclas de capa (la deriva es más segura y estable) y las líneas en el agua, el primer ejemplar no tardó en llegar. Estábamos en el sector conocido como La Vasquita, de playas de conchillas y sedimentos, con gran concentración de comida para el pejerrey. Allí el guía pudo izar una robusta pieza de 35 cm capturada cerca de la embarcación, que tomó a 10 cm de profundidad con una llevada firme. Por su parte, Hugo no tardó en pescar un doblete de las mismas características, mientras  Alberto y Gustavo iban probando líneas de diferentes colores y formatos para dar con la exacta. Una vez que las pusieron a punto, empezaron a izar pejerreyes de gran porte.

Segundo sector 

El garete nos había corrido de zona con rumbo sur hasta un lugar conocido como el Regimiento de Magdalena, a unos 2.000 m de la costa. En el primer tiro, Hugo pudo clavar un sólido ejemplar de más de 40 cm que se tentó con un filet de pejerrey al que le agregó mojarra. Por su parte, Javier y Alberto seguían sumando a la cuota. En sólo una hora y media ya teníamos medio cajón de 20 litros de pescado de muy buen tamaño. Pero igual decidimos hacer una última parada frente a los campos de Ferreyra, un point que en las últimas salidas del guía venía rindiendo con portes de mayor calidad, ya que las aguas de este sector son muy claras. El ecosonda marcaba una profundidad de algo más de 2 m con aguas bastante oxigenadas. Bastaron 10 minutos para que las cuatro cañas tuvieran atentado de piques, todas al mismo tiempo: era tirar y sacar pejerreyes de portes cada vez mayores. Hasta dimos con algún voraz ejemplar que superó los 45 cm y que tomó dos carnadas: la del anzuelo de la última boya y, a la vez, la de la bigotera.

Conclusiones

Si el pronóstico ayuda, es suficiente sólo media jornada de pesca para lograr una cuota seleccionada de piezas mayores a los 30 cm, con algunos ejemplares que rompen el molde como sorpresa. Se trata de una pesca fácil en un lugar donde hay mucha cantidad de pejerreyes, tanto que es ideal para poder aprender a clavar e iniciarse en la pesca de embarcado con la familia. El lugar, además, es una buena alternativa porque posee un cómodo muelle para bajar las pertenencias. El predio municipal es gratuito, tiene estacionamiento con sombra para los vehículos, y bancos y mesas para poder almorzar después de una media jornada de pesca exitosa. Realmente, un lujo. Un párrafo aparte merece nuestro amigo y guía Hugo Di Marco, quien después de más de 20 años se reencontró con Javier Pity Sancho, con quien compartía el deporte del motociclismo en altas categorías. 

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