Con bombos y platillos se anuncian los primeros cobros que la provincia obtiene del negocio futuro de exportación petrolera desde Vaca Muerta atravesando las tierras rionegrinas hasta el Golfo San Matías. La campaña electoral no empezó legalmente, pero ya hace una semana que Weretilneck se muestra día y noche con sus candidatos, usando como caballito de batalla este megaproyecto extractivista. Resulta necesario, entonces, responder a la pregunta: ¿cuánto le dejará a la provincia el proyecto VMOS?
El Acta Acuerdo entre las petroleras y el gobierno, refrendadas por ley provincial en la Legislatura de Viedma, establecen distintas vías de ingresos provinciales: unos bonos por conceptos de aporte comunitario o territorial; un canon por uso del dominio público; una tasa ambiental por el transporte y almacenamiento del crudo; una tasa por la terminal portuaria y monoboyas y un canon por tierras fiscales cedidas.
El bono por Aporte Territorial que acaba de percibir el gobierno por única vez equivale a unos 60 millones de dólares. El bono en “aporte comunitario” será de 40 millones de dólares, y las empresas lo aportarán por 13 años consecutivos, lo que equivaldría a otro 520 millones de dólares.
¿Qué es el canon por uso del dominio público? Algo así como un «alquiler» que las empresas le pagarán a la provincia por usar tierras, costas, ríos y el mar para hacer su negocio. En este caso, VMOS va a usar: una parte de la costa de Punta Colorada para montar su puerto exportador; tramos del mar y la plataforma submarina para las monoboyas; parte del suelo provincial para que pase el oleoducto. Todos esos espacios no son de la empresa, sino que pertenecen al Estado provincial. Por usarlos, VMOS le pagará a la provincia un canon anual. ¿Cómo calcular ese Canon y de cuánto sería? Por cada barril de petróleo que pase por el oleoducto hasta el puerto pagarán a la provincia 7 centavos de dólar. ¿Cuánto sale el barril de petróleo hoy en el mundo? 70 dólares. Si hoy Vaca Muerta produce unos 550 mil barriles de petróleo por día, esa cuenta da que VMOS pagará unos 14 millones de dólares por año, mientras la empresa percibirá por la exportación de esos barriles 14 mil millones de dólares anuales.
Mientras la clase trabajadora paga impuestos asfixiantes, las petroleras recibirán exenciones fiscales y estabilidad tributaria por tres décadas vía el RIGI, y apenas aportarán centavos por cada barril exportado. El esquema es regresivo y colonial. La cuenta del Canon que aportará durante los próximos 30 años 421 millones de dólares en total, siempre que mantengan la capacidad de despacho del crudo habilitada.
Por la tasa ambiental por transporte, almacenamiento del crudo, el uso de la terminal porturaria y las monoboyas y residuos especiales se estima que la provincia cobrará 1 millón de dólares anuales por 30 años, o sea unos 30 millones de dólares por la enorme exposición a riesgos contaminantes irreparables por la magnitud del circuito y por la riqueza en flora y fauna del Golfo San Matías y la meseta norpatagónica.
Esa es la cuenta que hace Weretilneck y su candidato a Senador, Facundo López: mil millones de dólares en módicas cuotas anuales hasta 2055. Sí, con ese número hace campaña electoral. ¿Y cuánto percibiría el consorcio de empresas en esos 30 años por exportar el crudo? Supongamos que por 30 años se mantiene estable el precio del barril a 70 dólares y tambíen estable la producción de Vaca Muerta, entonces en 30 años recaudarían 421 mil millones de dólares. Pero el número será mucho mayor, sin lugar a dudas: Vaca Muerta proyecta triplicar su producción en unos 5 años. Mientras tanto, lo que percibe la provincia ya está fijado por ley según los volumenes productivos actuales.
Los números son brutales. La empresa ganará 1.000 veces más que lo que recibirá la provincia.
Río Negro se llevará en 30 años, por una industria altamente contaminante, lo que el Consorcio VMOS ganará en un solo día. Ni el canon, ni las tasas, ni el supuesto “trabajo genuino” prometido que, como se ve es a costa de una precarización laboral que mata, se acercan a compensar lo que se llevan las empresas. El modelo extractivista que impulsa Weretilneck, con el apoyo de mileístas y peronistas sin distinción, repite una lógica histórica: ceder soberanía y recursos a cambio de ingresos marginales, con un riesgo de contaminación gigantesco. No es desarrollo: es coloniaje con pasivo ambiental asegurado.